Corpsonante. Instalación sonora

Alethia Alfonso

La enfermedad, la anomalía y la disfunción tienen su acústica. Como contraparte, la normalidad se entiende más bien como silencio. Nuestro sentido del oído es selectivo y los primeros sonidos que aprendemos a ignorar son los de nuestro propio cuerpo, ya que escucharlo durante 24 horas del día sería insoportable y conduciría a la locura.

Corpsonante trae a un primer plano eso que normalmente es soslayado. En palabras de la autora: La instalación funge más como estímulo que como pieza acabada. La pieza no se acaba, porque es un virus que debe contaminar a la audiencia para cumplir su cometido: evitar la censura diaria que los humanos cometen contra sus propios cuerpos, pulsiones, deseos, repulsiones, sonidos.

Abril-junio 2016